Por la denuncia pública formulada hace unos días por el dirigente de la Corriente Renovadora “Tito Deleroni” y ex concejal Carlos Puricelli y que apareciera en la edición anterior de La Hoja, se supo que desde el inicio mismo del año 2012, la administración De la Torre decidió eliminar del organigrama municipal las Direcciones de Derechos Humanos y de la Mujer.
Hoy, que desde distintos ámbitos se revaloriza el estudio de género (femenino y masculino) y que el gobierno nacional puso en su agenda el derecho de las mujeres en plenitud y la condena a la trata en sus distintas formas, al igual que la violencia que sobre ellas se ejerce, también en sus distintas formas y que busca la simetría de género, impulsando la creación de organismo institucionales y no gubernamentales que trabajen en ese sentido, al Intendente Municipal de San Miguel se le ocurre poner fin a la actividad de la Dirección de la Mujer en el distrito.
Proveniente de una familia cuasi patriarcal, donde el rol de la mujer no superaba la función de ama de casa, madre y abnegada esposa (que no es menos importante, pero no pleno) De la Torre entiende que no es necesario que exista en el ámbito municipal una Dirección que contemple y defienda los derechos conculcados casi a diario a las mujeres.
En cuanto a la Dirección de Derechos Humanos, su historia familiar también le otorga a De la Torre un pasado de civiles golpistas (su padre fue asesor en el área de Educación del gobierno del dictador Jorge Videla), por lo que contar con una Dirección de ese tipo en la que se revalorizan y se sostienen los juicios a los genocidas y sus cómplices de la última dictadura cívico-militar, también le debe molestar al jefe comunal.
No obstante, presionado por las circunstancias políticas, De la Torre, habiendo triunfado en las elecciones de 2007, se sumó a la escalada de proyectos que durante el mandato y a instancias de los concejales Puricelli, Ricardo Grahmann, Marcelo Zalazar, Enrique Emiliani y Ramón Galeano se aprobaron en 2006 para recordar a distintos militantes del distrito, víctimas de la dictadura, como así también el emplazamiento del monumento “Memoria, Verdad y Justicia” en la Plaza de San Miguel y la colocación en las fotos de los intendentes de facto de la Municipalidad de General Sarmiento de la leyenda “Período Inconstitucional”, acto del que fue protagonista el propio De la Torre.
También por esa época se designaba al frente de la Dirección de Derechos Humanos a Boris Casanova, quien ahora espera una explicación oficial de la desarticulación de su área. En cuanto a la Dirección de la Mujer, había sido designada Belkis Escobar, quien fuera dada de baja cuando definió su pase al riquismo y quedando esa Dirección vacante casi hasta ahora en que se decide eliminarla del organigrama.
Las dudas que surgen a partir de estos hechos son las siguientes ¿Si De la Torre fue criado en un ambiente de golpistas y conservadores, si llegó a firmar en su juventud solicitadas en las que apoyaba la actuación de las fuerzas de seguridad en su accionar más abyecto en el período oscurantista de la dictadura, si no está de acuerdo con la política que al respecto está llevando adelante el gobierno nacional, no está mostrando la hilacha?
Acepta el dictado de las ordenanzas, participa de los actos correspondientes, pero íntimamente no acuerda con esa política y hoy, tras haber logrado su segundo mandato con más del 50% de los votos comienza a mostrar quién es realmente y quiénes son parte de su equipo de gobierno, aunque ese 50 % lo obtuvo integrando la boleta del Frente para la Victoria y tras la candidatura a Presidente de Cristina, ya que como afirmé en varios artículos de esta columna y otras, De la Torre no se animó a dar el salto que lo separara de la política de gobierno nacional hacia posiciones ideológicas más acordes a su pensamiento.
Coqueteó con hacerlo, indudablemente, cuando se sumó al “grupo de los ocho”, aquel conjunto de Intendentes del Conurbano que miraba de soslayo el accionar del gobierno nacional pero que jamás formuló una propuesta concreta. No los unía el proyecto. Los unía la ideología, hoy anti K, en la que abrevaron a lo largo de sus vidas.
Entonces, no es una cuestión de “hilacha”. De la Torre siempre dejó claro con distintos actos quién era y qué pensaba. Se “aggiornó” a las situaciones políticas del país como lo hicieron muchos otros y así encauzó su política administrativa y su propia vida en la que tuvo más éxitos que fracasos (partidarios).
Duele (y molesta un poco) aceptar que el gobierno nacional “no sabe” que un importante grupo de intendentes llevan a cabo estas prácticas de acercamiento para permanecer, pero que no están (ni nunca estuvieron, ni lo estarán) consustanciados con la política que se viene desarrollando en la Nación hace más de 8 años. Juntar votos no lo es todo en la vida institucional de un país, aquí es donde el gobierno nacional desilusiona.
Puricelli detecto lo ocurrido en el municipio de San Miguel y rápidamente emitió el comunicado de repudio. Hasta anteayer, al momento de enviar esta nota para su publicación, no se habían escuchado más voces ¿Están todos de vacaciones? ¿Las vacaciones pueden interrumpir el desarrollo de las cuestiones políticas y sociales de un municipio? ¿A nadie más le importa el tema? ¿Dónde están los organismos de Derechos Humanos?
Tal vez esto sea muy reciente y las organizaciones que nuclean a las mujeres y a los defensores de los derechos humanos comiencen a mostrar su presencia en estos días. Tal vez nadie más hable y esto se olvide para siempre. Lo cierto es que a partir del comunicado de Puricelli, desde la Municipalidad comenzaron a repartir, a quien lo requiera, el organigrama del 2011 donde figuran ambas Direcciones, como para aventar supuestos malos entendidos. Pero también es cierto que en la nueva estructura orgánica para este año, ambas Direcciones no figuran.
Tal vez la voz de Puricelli puso en alerta al Ejecutivo comunal de este “error” sin sentido. Tal vez, enterados los funcionarios, desde sus lugares de veraneo ordenaron “enmendar” el organigrama del 2012 y, mientras tanto, dar a conocer el antiguo. La movilización popular (o el estado de alerta de algunos dirigentes políticos, como es el caso) hace corregir “errores” de los funcionarios gubernamentales. Este es un claro ejemplo de que la política está en nuestras manos pero hay que usarla, de lo contrario la manejan unos pocos y no siempre en beneficio de todos.
Alfredo Sayus
Nota: La columna La calle mira no se iba a publicar durante el mes de enero, pero consideramos que la importancia de este hecho amerita estar presentes con nuestra opinión y posición sobre lo ocurrido.